Fue en plena década de los sesentas, cuando la relación entre los integrantes de Pink Floyd sobre todo con Syd Barret se había transformado en algo insoportable, y sí, esta es otra banda que se estaba echando a perder por el tema de las drogas.
Syd había perdido totalmente el control y llegaba drogado hasta los huesos, cada día más que el anterior, desgastando las relaciones dentro de la banda, hasta que un día ya no había más por desgastar porque estaba todo derrumbado.
El resultado de los excesos
Se dice que la banda necesitaba tomar una decisión, seguir así y morir en el camino o erradicar el cáncer que se estaba formando, pero de raíz, por mucho que doliera. Es así que se sintieron en la obligación de comenzar a grabar y ensayar con otro guitarrista, un tipo amable llamado David Gilmour. Aunque la salida de Syd Barret no se anunció oficialmente hasta abril, la banda ya había comenzado a grabar sin él a finales del año anterior, y el guitarrista David Gilmour hacía así su ingreso de forma ya oficial.
Y es que funcionaban bien juntos, Gilmour le daba muy bien a la guitarra, así que se lograba el objetivo musicalmente hablando, y eso era todo lo que pedían. Aunque había días difíciles ya que como se sabe, la costumbre a veces suele ser difícil de romper y la costumbre generada a lado de Syd era ese fantasma que los perseguía, Gilmour les daba seguridad. Seguridad que ya no había con Syd y sus apariciones cada vez más erráticas, y es que llegaron a la conclusión de que seguir trabajando con su viejo amigo era estancarse en un solo lugar para no salir nunca de ahí.
El show debe continuar
Llegaba 1968 y con él llegaban nuevos shows en vivo, apariciones en tv y más, así entonces, hacia su debut hace 55 años, David Gilmour junto a la banda en un programa de televisión francés llamado “Baton Rouge”, totalmente en vivo y este video que se daba por perdido es la única prueba de lo que pasó ese día.
Este video exclusivo de Pink Floyd, que un usuario pudo recuperar y subir a YouTube, es especial e importante porque muestra al equipo atravesando un colapso mental a causa de la ausencia de su arquitecto principal, el gran Syd Barrett.
El rostro de Gilmour expresa más que las palabras, y nos dice “Incomodidad”, quizá por el nerviosismo propio del lugar, las cámaras, el estar fuera de su ciudad o simplemente por el peso sobre sus hombros de llenar ese gran vacío. Pero Gilmour estaba ahí y debía hacerse cargo, el show debía continuar. Y, sí la banda sonaba genial, pero también era claro que la banda estaba compartiendo ese sentimiento de incomodad o de nerviosismo y pensando en muchas otras cosas más que solo la letra y los acordes que seguían en la canción.
Sobre el show
Aquí podemos apreciar la joya psicodélica de Roger Waters “Set The Controls For the Heart Of The Sun” que suena fantástica, mientras que escuchar “Let there Be [More] Light” también te das cuenta de que Pink Floyd ya iba insinuando la nueva dirección musical que tomarían después de Syd.
Además de estas dos canciones de su próximo segundo álbum “A Saucerful of Secrets”, la banda también interpretó dos canciones de su excelente álbum debut, “Piper at the Gates of Dawn”.
Las voces peculiares y misteriosas de “Astronomy Domine” no cambiaron en lo más mínimo, ya que el teclista Richard Wright hizo la voz principal en la versión del álbum y lo hace de nuevo aquí.
Y David Gilmour toma la iniciativa en “Flaming”, la canción de Syd con inquietantes letras infantiles y melodías vocales frenéticas. La ausencia de Sid se vuelve notoria. Pero encaja muy bien, aunque un poco tosco, pero, aun así esta canción siguió estando presente en esta y las futuras presentaciones de la banda durante los años.
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